jueves, 13 de noviembre de 2014

RECICLAR LA VIDA






                                                           Reciclar la vida


             Un hombre caminaba encogido bajo una fina lluvia que barnizaba de reflejos la noche.  Se adentró en un callejón del que salió con un bulto bajo el brazo mirando de soslayo. Tenía una cita. Esperaba vender su mercancía a unos mafiosos que traficaban con órganos humanos. Aceleró el paso al tiempo que un gemido compartió el sonido del agua al caer sobre el asfalto. El hombrecillo sintió entonces cómo la culpa taladraba sus entrañas, lo que le hizo desviarse de su ruta hasta llegar al muro de las tapas de colores donde se tira la basura. Eligió la que tenía un botón rojo. Depositó dentro lo que llevaba encima y salió corriendo mientras la luz parpadeaba. Un cartel anunciaba: bebés abandonados.



                                                                                                      Mar Lana


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