Cuarto concurso -"Si las imágenes pudieran leerse".
Un hombre, flaco y encorvado, tomó asiento frente al
piano de su alcoba. Sus dedos se movieron parsimoniosos hasta conseguir
que las primeras notas saltaran al vacío en un desperezo afinado. Luego, las
engarzó como un orfebre en una sonata en tono menor que invadió la habitación
como un preludio de tristezas que le irían carcomiendo el alma. El pianista,
entonces, cerró los ojos y contrajo la cara en un gesto de dolor mientras las
manos, todavía ágiles, se perdían entre los acordes y revivían una vez más el
fracaso. Nunca encontraba consuelo en los arpegios que, con el tiempo, se
habían convertido en llamadas de auxilio sin destino. Se afanaba en un tarareo
suplicante para poner letra a los intervalos sin conseguirlo. Y, en ese
instante, su alma emitió un suspiro. El hálito se transformó en una mariposa de
alas tornasoladas que revoloteó libre por unos segundos, hasta que en una de
sus piruetas sobre el teclado, decidió terminar la partitura inacabada en un
calderón sobre la nota mi, con el peso de toda su pena.
Mar Lana
(Los relatos ganadores de estos concursos pueden verse en el blog "El Club de los Grandes Soñadores")
http://clubdelosgrandes.blogspot.com.es/